miércoles, 14 de septiembre de 2011

Momentos de reflexión


¿Quién no tiene alguna reflexión que hacer en estos días? De nosotros depende que sean positivas o no.
Hay quienes perdieron a un ser querido, pero ganaron en temple de espíritu para poder aceptarlo, en sabiduría para entender que la vida está para disfrutarla, que es corta y que tenemos que trabajar mucho en nosotros mismos para crecer y evolucionar como personas, que no importa los años que se vivan, siempre hay que estar atentos a seguir aprendiendo de todo lo que nos parece “negativo”.
Que detrás de eso siempre hay una experiencia que rescatar, algo que nos indica que podemos ser víctimas de eso “negativo”, o triunfadores con lo que hemos aprendido al vivir esa situación.
Y que no siempre lo que nos parece “positivo” nos deja un sabor dulce, porque puede ser que nos falte experiencia para distinguir si ese momento es solo un espejismo y lo tenemos que dejar pasar, o que realmente lo debemos cuidar para sostenerlo.
¿Quién no perdió un empleo, una oportunidad, un año de estudio? Pero ganó en sabiduría para darse cuenta que hay que aprovechar las oportunidades porque éstas pueden tardar mucho tiempo en aparecer.
Que un año perdido se puede recuperar, siempre y cuando hayamos aprendido a no perder otro haciendo las mismas cosas.
¿Cuántas discusiones innecesarias donde el ego prevalece muriendo el sentido común, no siendo capaces de ponernos en el zapato del otro, y así, con esa actitud, nos alejamos de nosotros mismos y de los demás? Todo se puede revertir, sólo hay que mirar hacia nuestro interior buscando lo mejor.
Cuántas veces nos enojamos con lo mismo, creyendo no poder hacer nada para cambiar esa situación, es que el cambio viene de nosotros.
Si reaccionamos siempre de la misma manera el resultado va a ser siempre el mismo, cambiemos nuestra forma de enfrentar eso que no podemos solucionar, y esa situación cambiará junto con nosotros.
¡No es darse por vencido! Es cambiar la estrategia frente a una situación difícil, con la mente fría, convencidos que desde la armonía de pensamiento se puede ver la vida desde la copa de un árbol, con amplitud de espíritu y humildad de corazón.
Y que al terminar el año se quede en él todo lo que nos hizo sentir débil, angustiado, desconcertado, etc. Que en el 2008 empecemos con fuerzas nuevas, aprovechando cada momento, dejando dormir el pasado, disfrutando el presente y sembrando en positivo para el futuro. 

Colaboración de Rosita
Uruguay

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