El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, venía demostrando ser uno de los presidentes más anticristianos de la historia de Estados Unidos. Actualmente ha llegado a límites insospechados pretendiendo que las instituciones católicas violen su conciencia, obligándoles a incluir en las coberturas de los seguros que dan a sus empleados, el uso de anticonceptivos y la subvención de abortos. Con este ultimátum, les deja entre la espada y la pared: o cierran, o se hacen cómplices de actos inmorales e inclusive criminales.
La abominable política de coacción de Obama no solo es una flagrante violación a la libertad de conciencia y la libertad religiosa de los millones de católicos, sino que de tener éxito, terminará dificultando y asfixiando la obra social que desempeña la Iglesia en Estados Unidos y en otros países (en caso de seguir su ejemplo), que se verían obligadas a cerrar.
¿Qué pone en evidencia esto? El poco compromiso de nosotros los católicos con nuestra fe. Si siendo tan numerosos como somos fuéramos más unidos y comprometidos con nuestra fe y con la Iglesia, Obama estuviera políticamente muerto.
Los obispos de Estados Unidos han dado el primer paso plantando cara a esta flagrante violación de nuestra libertad religiosa, han advertido que no cederán ni un milímetro y han hecho un llamado a la resistencia.
Si tú, que lees estas líneas eres católico y eres de Estados Unidos, te invito a enviar un mensaje claro y contundente al gobierno de Estados Unidos: ni un voto más para los promotores del aborto, y ni un voto más para este precursor del anticristo. Si el lenguaje que entienden estos políticos es el voto, que sepan que los católicos podemos sepultarlos. También puedes escribir a las diferentes instancias del gobierno de Estados Unidos para expresar tu rechazo a dicha ley.
Si tu, que lees estas líneas no eres católicos pero vives en Estados Unidos, te invito a darte cuenta que si hoy se violan los derechos de los católicos, mañana puede pasar lo mismo contigo, cualquier que sea la creencia que profeses. Obama no solo pretende promover en todo el mundo el asesinato de bebes no nacidos, sino pretende hacernos cómplices del mismo